—Es verdad. Si insistes en ir allí, esto será un profundo entrenamiento para ti —dijo Elder Ming en voz baja.
—¿Entrenamiento? Entonces quiero ir allí y ver qué tipo de escena es. Incluso tú estás preocupado por ello.
Chen Hao tomó un profundo respiro y avanzó con pasos firmes.
Había una suave brisa en el bosque, y las frondosas hojas verdes se mecían suavemente con la brisa.
Chen Hao caminó paso a paso entre la maleza en ese ambiente.
Después de caminar durante unos minutos, su nariz se movió y sus ojos se estrecharon.
—¡Hay olor a sangre!
Chen Hao disminuyó sus pasos y caminó por el sendero siguiendo el olor a sangre. Finalmente, llegó al lado de un árbol caído y vio una pitón gigante.
Esta enorme pitón ya no respiraba. Había una marca de puño en el cuerpo de la enorme pitón. Parecía que había sido matada de un puñetazo.
—¡Esto es!