El silencio volvió a reinar en la sala de conferencias.
La sala de conferencias entera estaba en un estado de completo silencio, tan silencioso que se podía oír caer un alfiler.
Todos se estrujaban el cerebro pensando en una manera de resolver este problema y encontrar pistas relevantes.
Desafortunadamente, los Demonios Parásitos eran demasiado difíciles de manejar. Todos pensaron durante mucho tiempo pero aún no podían encontrar una solución.
Justo cuando todos eran incapaces de resolver el problema y se sentían deprimidos...
¡Toc, toc, toc!
Sonidos de golpes resonaron en la puerta y llegaron a los oídos de todos, causando que fruncieran el ceño.
—¡¿No dije que nadie podía molestarnos durante la reunión?! —dijo el Comandante Zhou molesto.
—Comandante, es sobre los Demonios Parásitos.
Una voz respetuosa vino desde fuera de la puerta, causando que todos en la sala quedaran ligeramente aturdidos.