Li Cheng no se tomó en serio la amenaza de la Diosa del Veneno. Inmediatamente respondió:
—¿Eres tan arrogante? Solo eres un perro callejero siendo perseguido por el bando de los buenos.
—Si te dijera las coordenadas de tu Reino Divino, ¿crees que seguirías gritándome así?
Al oír esto, la Diosa del Veneno primero se quedó atónita, luego se burló, sin tomar sus palabras en serio en absoluto.
Al ver esto, Li Cheng inmediatamente gritó:
—¿Te estás haciendo la tonta? No creas que no sé que tu Reino Divino está en la grieta del Mar Calmado. ¡Las coordenadas son 152687, 465289!
La Diosa del Veneno quedó conmocionada.
La sonrisa en su rostro se congeló y la expresión en su cara era extremadamente interesante, casi como si hubiera visto un fantasma.
La Diosa del Veneno rugía en su corazón: «¡¿Cómo sabe esto este humano?!»