Han Jue rápidamente se acercó a Murong Qi y se agachó. Primero usó su sentido divino para examinar su cuerpo.
No estaba herido.
¡Había un problema con su alma esencial!
Sondeó la mente de Murong Qi con su sentido divino, y pronto, vio una escena impactante.
Llovía sangre mientras el mundo se oscurecía. Docenas de figuras aterradoras luchaban en el cielo. El aura terrorífica hacía que el suelo se derrumbara continuamente. Innumerables rayos conectaban el cielo y la tierra como si el caos acabara de comenzar. Era aterrador.
Han Jue vio una figura que emitía luz divina con el aura más poderosa.
Sostenía dos alabardas de luz en su mano y pisaba el fuego de la tierra. Su cuerpo estaba rodeado de relámpagos, y había un enorme caldero sobre su cabeza. Absorbía el Qi Espiritual de los alrededores y formaba un viento destructor de mundos.
¡Dios de la Guerra!
En el momento en que Han Jue lo vio, pensó en este título.