Aplastamiento y Muerte a Bofetadas

Frederick estaba parado sobre el dragón de huesos no muerto. A pesar de ser un no muerto, podía sentir un rastro de calor.

Frederick miró al dragón gigante que lo observaba fríamente y maldijo en su corazón: «¡Maldita sea! ¿De dónde salió este dragón gigante? Con semejante poder aterrador, debe ser un anciano de la raza de los dragones».

Frederick juró que si fuera humano en ese momento, sus pantorrillas estarían temblando de miedo.

¿Luchar contra este dragón?

No seas tonto.

Frederick ni siquiera lo consideró.

¡La ventaja de un nigromante no estaba en una batalla frontal sino en un mar de gente!

¡Como lich, su ventaja no era la magia, sino una longevidad casi eterna!

Aunque el dragón de huesos no muerto sobre el que estaba sentado era poderoso, su fuerza de combate no llegaba ni a la mitad de la de un dragón ordinario de nivel santo.

Incluso los huesos del dragón los había reunido él mismo.