—¡¿Qué?!
Todos estaban conmocionados, y sus rostros estaban llenos de incredulidad.
—Entonces, ¿ese equipo épico no fue forjado por ti? —exclamó Babbitt sorprendido.
—Así es.
—Los cuatro objetos legendarios sí vinieron de mí, pero el equipo épico... —Wilbon asintió y dijo.
—Aún no tengo esa terrible fuerza —Wilbon negó con la cabeza y suspiró.
—¡Dios de la Forja!
La multitud inmediatamente comenzó a discutir.
¿La persona que hizo el equipo épico no era Wilbon, sino alguien más?
—¿Es ese Maestro Herrero un enano? —preguntó Babbitt con urgencia.
—No, no es un enano. Es un humano, un humano muy joven y asombroso —la expresión de Wilbon era complicada. Negó con la cabeza y respondió.
No había noticia más impactante que esta.
¡El maestro épico que no había aparecido durante cientos de años no era de los enanos, sino un humano!
Los ojos de todos los humanos en el campo brillaban de éxtasis.
En este momento, sintieron una sensación de gloria.