Poco después, los tres santos regresaron con algunas figuras que parecían cadáveres.
Todos los huesos de sus cuerpos habían sido rotos, pero aún estaban vivos. Serían enviados de vuelta a la Santa Sede para ser juzgados.
La expresión de Elin también se volvió nerviosa.
—¿Te están buscando?
Instintivamente giró la cabeza para mirar a Frederick, quien también tenía una expresión ligeramente solemne en su rostro.
—Espero que no.
Elin conocía la verdadera identidad de Frederick.
Un Nigromante.
Sin embargo, durante este período de tiempo, Frederick no mostró ninguna de las maldades y crueldades que se rumoreaban de un nigromante. Ella instintivamente lo consideraba su compañero, casi olvidando que estaba siendo retenida como rehén por Johnson y los demás.
La luz de sondeo del ojo del juicio se deslizó sobre ellos. Elin estaba incluso más nerviosa que Frederick, y su corazón latía rápidamente.
Frederick bajó tanto la cabeza que su expresión no se podía ver claramente.