Al ver a los tres marcharse, el rostro de Lin Mufeng permaneció solemne. Levantó su mano para colocar múltiples barreras en la habitación. Solo habló después de eso:
—Qingyun, puedes hablar ahora.
Lin Qingyun asintió y le contó su experiencia de principio a fin:
—Tengo que empezar desde cuando fui invitada a la Dinastía Inmortal Ganlong...
Mientras Lin Qingyun hablaba, el rostro de Lin Mufeng no dejaba de cambiar. A veces nervioso, a veces emocionado, a veces aterrorizado, a veces inquieto...
Cuando finalmente terminó de hablar, su rostro estaba lleno de emoción. Exclamó con una sonrisa:
—¡Excelente! ¡Brillante! ¡Excelente!
—Qingyun, ¡hiciste lo correcto! Sin embargo, cometiste un pequeño error.
—¿Hm? ¿Qué he hecho mal? —cuestionó Lin Qingyun.
—El poder del experto está más allá de nuestra imaginación. ¿Qué te hace pensar que le importan los elixires? ¡Es la forma incorrecta de verlo! ¡Me atrevo a adivinar que esto fue una prueba! ¡Estaba probando tu sinceridad!