¿Puedes Matarlo?

¡Splash!

¡Estaba lloviendo a cántaros sin señales de parar!

La lluvia lavó los charcos de sangre en el suelo.

El Santo Emperador miró todos los cadáveres y agitó su brazo. Bolas de fuego surgieron de la nada y quemaron los cuerpos hasta convertirlos en cenizas.

Liu Rusheng observaba incomprensiblemente. Se quedó en blanco como si hubiera perdido su alma. Dejó que la lluvia goteara en su rostro mientras sentía crecer un miedo helado dentro de él.

—¡Lunáticos! ¡Todos ustedes son un montón de lunáticos!

Estaba desconcertado. Pensó que estaba soñando. Gritó a todo pulmón:

—¿Saben quién soy? ¡Soy Liu Rusheng de la Familia Liu! ¡Mi familia tiene Inmortales!

—¡No importa aunque tu padre sea un Inmortal! —El Santo Emperador lo miró fijamente y lo agarró del cuello.

—Vámonos, tenemos que informar al experto —dijo Zhou Dacheng.

—¿Ex...experto? —Liu Rusheng oyó un zumbido y estaba aterrorizado. Preguntó mientras temblaba: