Sacrificando por la Ciencia
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¡Vroom!
El espacio entre el cielo y la tierra parecía tener capas de ondas entrelazándose entre sí.
De la punta del dedo de Daji sobresalía un delicado hilo de Qi blanco que parecía una lombriz, moviéndose de izquierda a derecha. Aunque el Qi blanco no era mucho, era como una fuente de luz, iluminando los alrededores y pintando todo de un tenue color blanco.
Un aliento temeroso salió, haciendo temblar.
El pequeño zorro miró el aliento blanco con perplejidad. —Hermana, ¿es este el Qi Inmortal?
—Bien, no hables —el rostro de Daji estaba serio. Movió su dedo y el aliento blanco fue directamente al cuerpo del pequeño zorro.
¡Click!
Se transformó instantáneamente, convirtiéndose en una fuerza ilimitada fluyendo por todo su cuerpo.
El pequeño zorro sintió su cuerpo más ligero. Primero, sintió algo de ligereza. Luego, nada. Se frotó su pequeña cabeza. —¿Hmm? Hermana, ¿ya terminó?