¡Bam!
El golpe aparentemente ordinario podría matar a alguien. El anciano no mostró expresión alguna, no sentía ninguna emoción en su interior. Su mirada era tranquila e indiferente.
Era poderoso como un Santo. ¿Sentirías algo al aplastar una hormiga al lado del camino? No.
Sabía que Nanan y la Diosa Nuwa no podían escapar de su ataque. En verdad, ni siquiera podían sobrevivirlo.
Dirigió sus poderes hacia ellas. Era imposible escapar de ese ataque a menos que fueran tan poderosas como él.
—¡Boom!
A medida que la palma se acercaba, Nanan y la Diosa Nuwa sintieron una presión interminable empujándolas hacia abajo. Se sentía como si estuvieran siendo presionadas por todo el Reino. Su sangre se congeló y sus huesos casi se rompieron.
—¡Nanan, cuidado!
La Diosa Nuwa levantó su mano y formó un escudo. Ella sola resistió la enorme presión.