Papá, La Era Ha Cambiado

Después de salir de la escuela, Wang Teng llamó a un taxi y se dirigió al Jardín de Ciervos.

Wang Teng miraba por la ventana del auto. Había faroles rojos colgando a los lados de la calle. El color auspicioso, rojo, se podía ver por todas partes.

Los peatones en las calles tenían expresiones alegres en sus rostros, irradiando paz y felicidad por doquier.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Wang Teng mientras observaba esta escena.

Esta era la razón por la que muchos guerreros marciales estaban dispuestos a trabajar silenciosamente entre bastidores.

Esta era una nueva era. Pero en cada era, había muchas personas empujando silenciosamente el tiempo hacia adelante.

Alguien necesitaba cargar con la responsabilidad para que la sociedad permaneciera en paz.

Para los civiles ordinarios, las batallas y las muertes estaban lejos de su alcance. No podían verlas, así que no sabían lo terribles que eran.