Tempestad de Muerte, Da la Orden de Retirada

Como olas agitadas, la marea de hormigas rojas que se extendía por varios cientos de kilómetros atacó frenéticamente la Gran Muralla de Sangre de Dragón.

Los proyectiles de ballesta surcaban el aire, las flechas volaban por los cielos, y los hechizos bombardeaban la marea de hormigas.

Los militantes que custodiaban luchaban desesperadamente en la sangrienta batalla.

Incontables Hormigas de Cristal de Hierro Sedientas de Sangre fueron selladas en hielo, reducidas a cenizas, electrocutadas hasta convertirse en carbón, empaladas como erizos, cortadas en tiras...

Sin embargo, aún no podían detener la loca marea de hormigas. Avanzaban ola tras ola, sin fin, sin miedo, y sin término.

¡Los ataques no tenían ningún efecto sobre ellas!

¡Se estaban acercando ahora!

¡La marea de hormigas se acercaba cada vez más, a punto de inundar el Paso del Río del Norte en cualquier momento!

—¡No podemos detenerlas!

—¡No podemos detenerlas en absoluto!

—¡Nos harán pedazos!