Las cuatro bestias divinas estaban exasperadas.
—¡Destruiste nuestro hogar, y ahora nos estás encadenando! ¡Te has pasado de la raya!
Sin embargo, Meng Lei no les prestó más atención. Los trató como si fueran aire y se concentró en capturar al monstruo bajo la tierra.
La tierra retumbó mientras las rocas de la montaña rodaban.
La tierra se sacudió vigorosamente mientras un ser enorme era arrastrado fuera del suelo. Estaba completamente empapado en lodo, lo que hacía difícil descifrar su apariencia.
Un poderoso poder divino se extendió por los alrededores en el momento en que apareció. Las cuatro bestias divinas inquietas miraron hacia la criatura gigantesca.
—¿Qué es eso?
—¡Qué temible poder divino!
—¿Salió del subterráneo?
Meng Lei movió su brazo casualmente, y el lodo de la criatura gigantesca salió volando. Momentos después, una majestuosa criatura fue revelada.