"""
Meng Lei no podía descifrar los orígenes del pequeño árbol dorado, pero su opinión era muy similar a la de Dodola: ¡el árbol pequeño de apariencia ordinaria definitivamente tenía una identidad aterradora y un trasfondo más allá de la imaginación!
Tenía que cuidarlo adecuadamente. Si lo hacía bien, ¡podría obtener un tesoro supremo en el futuro!
De inmediato, Meng Lei arrojó todos los cadáveres de dioses y demonios que había tomado previamente al pequeño árbol dorado. El pequeño compañero los tomó todos y los devoró limpiamente.
Era una lástima que el brote recién brotado del pequeño árbol dorado apenas creciera un poco y no cambiara mucho.
—¡Esto es realmente difícil! —suspiró Meng Lei emocionalmente. Luego, abandonó la Torre del Tiempo. Dado el voraz apetito del pequeño árbol dorado, necesitaría buscar aún más cadáveres de dioses y demonios para alimentarlo.