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Los descendientes de segunda generación siempre fueron una entidad especial, sin importar en qué mundo se encontraran. Podrían no ser muy fuertes, y podrían solo saber cómo disfrutar de una vida lujosa o ser mujeriegos...
...Pero aun así, nadie se atrevía a meterse con ellos porque tenían un dispositivo para hacer trampa: ¡Un padre llamado Li Gang[1]...!
¡En eso era en lo que más confiaban para libremente ser mujeriegos, frecuentar clubes nocturnos, actuar de manera desagradable sin restricciones, comportarse con arrogancia e irrazonablemente, considerarse por encima de los demás como si fueran la persona más importante del mundo, y pensar que sus padres podían dictar la ley y el orden en lugar de los cielos!