—¡Aahhh!
El Fénix Negro dejó escapar un grito agudo que helaba los huesos. Por esto, uno podía darse cuenta del tipo de intensa prueba que el Fénix Negro de Nivel de Dios Jefe estaba experimentando actualmente.
—¡Tu Fuego Divino del Inframundo es tan poderoso! —Moro no pudo evitar elogiarlo—. ¡Pensar que incluso un Fénix Negro de menor Nivel de Dios Jefe no puede soportarlo!
—¡Por supuesto!
El Fuego Divino del Inframundo ardía cada vez con más fervor conforme pasaba el tiempo. Su poder también se volvía cada vez más aterrador, haciendo que los gritos del Fénix Negro se volvieran cada vez más agudos y trágicos.
—¡Detente! ¡Date prisa y detente!
Finalmente, el Fénix Negro no pudo soportarlo más, y comenzó a gritar fuerte y roncamente.
—¿Detenerme? Dame una razón por la que debería hacerlo —Meng Lei se rió entre dientes.
—¡Maldita sea!