Meng Lei estaba furioso. Había pasado algún tiempo desde que llegó a este mundo. No tenía familia y estaba completamente solo aquí, salvo por estos pocos amigos.
Sin embargo, incluso estos pocos amigos suyos habían sido mutilados. ¿Cómo podría Meng Lei no estar furioso o resentido?
—¡Deberían morir! ¡Todos ustedes!
Meng Lei dejó escapar un rugido bajo mientras una luz plateada brillante se derramaba de sus ojos. Luego, pronunció dos palabras heladas:
—¡Confinamiento Espacial!
¡Whoosh!
Las dimensiones en todos los lugares que entraron en su vista fueron bloqueadas de inmediato. Los siete Dioses Jefes descubrieron con horror y conmoción que habían sido inmovilizados. Sus cuerpos ya no obedecían sus órdenes, y perdieron el control de sus cuerpos divinos.
—¡Maldita sea!
—¡Esas son leyes espaciales de la naturaleza!
—¡Realmente ha comprendido las leyes espaciales de la naturaleza!
—¡Rápido! ¡Movilicen sus poderes de Dios Jefe!