Los pasos apresurados de los piratas se escuchaban en la distancia, y una multitud de guardias irrumpió en la oficina. La puerta se llenó de gente, y Hank, de pie junto a Su Xiao, mostró su lealtad. Los guardias, confundidos, comenzaron a murmurar hasta que Su Xiao levantó su carta de nombramiento.
—"¡Escuchen todos! Este es nuestro nuevo líder, el Señor Bai Ye!" —anunció Su Xiao, su voz autoritaria cortando el bullicio. Los guardias se postraron en señal de respeto: "¡Buenos días, señor!", "¡Bai Ye, soy Kabar!", "¡De ahora en adelante, obedeceremos sus órdenes!".
Pero Su Xiao no se detuvo. Su mirada se clavó en los dos leales de Ouka, quienes habían sacado sus armas en desafío. "¿Acaso no tienen cerebro? —rugió Su Xiao—. ¡Les dije que se quedarían aquí para siempre!"
Hank, astuto como siempre, tomó la iniciativa: "¡A por ellos! Estos traidores han revelado su traición. ¡Ahora quieren rebelarse abiertamente!" Los guardias se abalanzaron, y en treinta segundos, los dos leales yacían muertos en un mar de sangre. El olor metálico impregnaba el aire, un recordatorio cruel de las reglas del mundo pirata: "El fuerte gobierna, el débil muere" .
El mensajero del palacio tragó saliva, intimidado por la brutalidad de Su Xiao. Las ganas de obtener favores se desvanecieron. "¡Limpien esto y váyanse!" —ordenó Su Xiao. En cuestión de minutos, solo quedaban él, Hank y el mensajero.
Hank no se movió, sabiendo que Su Xiao necesitaba su astucia. "El Señor Bai Ye, si me disculpa, tengo asuntos pendientes..." —dijo Su Xiao, ignorando al guardia. Necesitaba a alguien con conocimiento del entorno, y Hank era su mejor opción.
El mensajero, nervioso, sacó unos documentos. "Mañana por la noche, la 'acción'... Usted ya debe estar enterado" —dijo, refiriéndose al plan de incendiar el vertedero. "Sí, he oído rumores" —respondió Su Xiao. "Perfecto, les diré directamente: hay tres grupos interesados en esta tarea. Necesito que los evalúe y seleccione uno para ejecutar la 'acción' de mañana por la noche".
"¿Yo decido?" —preguntó Su Xiao, sorprendido. "Sí, ya que solo hemos oído hablar de ellos. Necesitamos conocernos en persona". Con una sonrisa, Su Xiao aceptó. Sabía que su nueva posición era clave para este juego.
"Entendido, me pondré en contacto con los tres grupos esta misma tarde" —dijo, tomando los documentos. Dentro había un plan detallado: elegir un grupo de piratas y proporcionarles explosivos para incendiar el vertedero. Las opciones eran tres:
El Clan de los Piratas de Borsam, una fuerza local conocida por enfrentarse a Luffy y Ace en su juventud.
El Clan de los Piratas Krieg, un grupo recién llegado al Mar Oriental, con una reputación temible.
El Clan de los Piratas(El mercurio), considerado débil y descartado de inmediato por Su Xiao.
Basándose en la información del mundo de One Piece, Su Xiao eligió al Clan Krieg. Aunque era diez años antes del inicio de la historia, este grupo, con su flota de seiscientos hombres, era más que capaz de cumplir la tarea. "Hank, encárgate de contactar a los Krieg" —ordenó Su Xiao.
Hank sonrió con ironía. "¿Esto? El Señor Bai Ye, si me disculpa..." —dijo, revelando su relación con los piratas. En el mundo pirata, la corrupción entre funcionarios y criminales era común, y Su Xiao no tenía interés en profundizar.
Dos horas después, se encontraron en un almacén abandonado en el distrito bajo. "¡Krieg, soy tu nuevo líder!" —gritó Su Xiao, su presencia imponente sobrecogiendo a los piratas. "¡A sus órdenes, señor!" —respondieron, aunque con reservas.