Durante el resto del día me la pase conociendo más la universidad con las chicas y Sam nos sirvió de guía. Tuve dos clases más, de las cuales solo una de ellas compartí con Rachel y solo veía a Sam en nuestros momentos libres, ya que sus clases eran más avanzadas.
—Bueno chicas, yo ya me tengo que ir— menciona Sam despidiéndose de nosotras con un beso en la mejilla a cada una —¡Adiós, nos vemos mañana! —.
—¡Adiós Sam! — exclama Rai despidiéndose de ella cuando esta se aleja.
—Nos vemos mañana— le digo con una sonrisa y ella se despida con la mano caminando a la salida.
Rai y yo nos dirigimos al estacionamiento por mi auto. Nos subimos y lo pongo en marcha. En el camino a la casa de Rai, nos la pasamos entre risas y comentarios del equipo de rugby por parte de ella, ya que mi amiga disfruta mucho de observar el género masculino. Y no la culpo, es algo que vale totalmente la pena de ver.
Llegamos a su casa, la cual era igual de enorme que la mía, y me estacioné en el frente. Ser las hijas de las dueñas de una de las empresas de moda más importantes de U.K., tiene sus pros y sus contras. No mentiría al decir que es una mala vida, ya que no es así. Pero sin duda no es algo fácil. Los padres de Rachel están divorciados desde que eran pequeños y yo perdí a mi padre hace mucho tiempo. Mientras creces, inevitablemente pasas más tiempo solo o con niñeras, muchas veces no estarán en muchos momentos, pero con el tiempo, te das cuenta de que hacen lo mejor que pueden e intentan estar presentes en tu vida todo lo que les permite su exigente trabajo. Para nuestra fortuna, siempre nos hemos tenido unos con los otros desde pequeños. Siempre éramos los cuatro, todo el tiempo juntos. Al menos así lo era, hasta hace pocos años. Inevitablemente, algunas cosas cambian con el tiempo.
Entramos a su casa y subimos al cuarto de Rai, yo me tire en su cama y ella se sentó en la silla de su escritorio a dar vueltas.
—Oye, ¿Te quedas a cenar? — me pregunta sin dejar de dar vueltas.
—Si, le escribiré a mi madre para avisarle que no iré a casa ahora— respondo tomando el celular de mi bolso.
"Me quedaré a cenar en casa de Rai. Tal vez llegue tarde. Te quiero"
No tarda en responder.
"Está bien, cielo. Cuídate mucho y no llegues muy tarde.
Olvide decirte que probablemente vuelva en dos días, tal vez no pueda ir esta noche. Tendré que ir a Praga por trabajo. Te amo y llámame si sucede cualquier cosa."
Suspiro y guardo mi celular, sintiéndome un poco triste por estar sola en casa. Debería estar acostumbrada, ya que es algo que suele pasar, pero eso no evita que desee pasar más tiempo con ella. Me volteo hacia Rai y veo que todavía estaba dando vueltas en la silla de su escritorio.
—Oye, ¿Dónde está Holden? — le pregunto, ya que no lo había visto cuando entramos. Ella paro de dar vueltas y me miro.
—No sé, de seguro se volvió a dormir. No me dijo nada de que saldría— responde y una traviesa sonrisa se forma en mi rostro porque se me acababa de ocurrir una idea —Sabes, me asusta cuando sonríes de esa manera. Nada bueno sale de eso—.
—¡Oh vamos! Solo será una pequeña broma. Nada malo va a pasar— digo emocionada tratando de convencerla.
—Si y la última vez que escuche eso, termine castigada por hacerle una broma al vecino de al lado— respondió cruzada de brazos y yo solté una carcajada.
—Su cara valía oro en ese momento al ver sus ventanas pintadas de rojo— dije riendo por el recuerdo de su vecino ante aquella broma.
—Si y nos odia— me respondió aún con los brazos cruzados. En mi defensa, su vecino es algo dramático. Y aquello fue más idea de Holden que mía. Si ni siquiera fue una pintura permanente, se quitaba con agua.
—¡No seas aguafiestas, mujer! — le grité con una sonrisa, pero ella seguía con los brazos cruzados —Por favor— rogué haciendo pucheros y juntando mis manos en forma de súplica. Me miro y suspiro.
—Está bien— accede levantándose de la silla y yo sonrío dando pequeños aplausos de felicidad —Solo porque me muero por hacerle una broma a mi hermano—.
—¡Vamos! — la tome del brazo y salimos rápidamente al cuarto de su hermano. Estábamos al frente de su puerta y yo volteo a ver a Rai —Ve por la crema batida y tus parlantes— le susurro y ella asiente, antes de marcharse en silencio.
Cuando entro a la habitación de Holden, lo veo tumbado en su cama, durmiendo tal y como predijo Rachel. Yo me acerco a su escritorio y saco mi celular para conectarlo a sus parlantes, todo esto tratando de hacer el mínimo ruido para no despertarlo. Pocos minutos después entra Rai, con la crema batida en una mano y los parlantes en la otra. Me da los parlantes y yo los pongo en el escritorio junto con los otros. También le pido su celular y lo conecto a los parlantes que trajo.
Rai se acercó a Holden con la crema y le lleno la mano con ella. Luego fue hacia su cara y le dibujo un gracioso bigote. Rio en mis adentros, seguro se molestará muchísimo cuando despierte. Pero igual me lo debía, ya me ha hecho muchas bromitas. Rachel me hace una señal, diciéndome que ya todo estaba listo, y entonces decido iniciar con el plan. Pongo en mi celular la canción "Young, wild and free" de Snoop Dog y Wiz Khalifa y en el de Rachel me decido por "Secrets" de One Republic. Le doy a reproducir y lo pongo a todo volumen. Comenzaron a sonar las canciones y juntas hacían una mezcla espantosa que retumbaba en toda la habitación.
Es casi instantáneo cuando Holden se despierta abruptamente por todo el ruido y para mi sorpresa, también se cae de la cama. A este punto, ya yo estaba en el piso muriéndome de la risa junto con Rai, la cara de susto que puso no tuvo precio. Él aún estaba en el piso, desconcertado por haber caído de golpe de la cama. Se pasó las manos por la cara, llenándola de crema batida, y nosotras explotamos en carcajadas nuevamente. Él se levanta rápidamente y apaga la música, pero nosotras éramos incapaces de dejar de reír.
—¡¿Acaso están locas?!— nos grita parado en frente de nosotras, con los brazos cruzados y una mirada que aseguraba que estaba muy enojado. Estoy segura de que, si no tuviera la cara cubierta de crema batida, estuviera extremadamente roja.
—Oye, tienes un poco de crema ahí— se burla Rai señalándole el rostro y aguantando la risa. Dios, ya me dolía el estómago.
—JA JA JA, muy graciosa— le responde sarcásticamente. Yo aún estaba tirada en el piso riéndome. Llegando al punto que golpeaba cosas en el aire y lloraba de la risa.
—Basta... por favor... paren— suplico en medio de risas.
Holden entra al baño de su habitación, irritado, para lavarse la cara y las manos llenas de crema. Poco a poco, nosotras dejamos de reír y nos sentamos en el piso a esperar a que saliera. Cuando salió del baño, tenía la cara limpia y se secaba el cabello con una toalla, ya que se había pasado la mano por este y también se lo había ensuciado como el resto de su rostro.
—Saben que me voy a vengar de esto, ¿Verdad? — nos informa sentándose en la cama, mirándonos con seriedad.
—Ya te quiero ver intentándolo— respondo con un tono burlón, a lo que me da una sonrisa maliciosa.
Supongo que tendré que estar atenta, solo por si acaso.