(Narración del Autor)
Después de pasar un tiempo en tranquilidad, las chicas regresan al interior. Nora seguía evitando cualquier tipo de contacto visual con Myra; sus emociones estaban completamente revueltas. Necesitaba desesperadamente un tiempo a solas, así que se excusó:
—Aaaa Ra-ra, mi madre acaba de enviarme un mensaje y me está llamando. Le pediré a una sirvienta que te lleve a tu habitación. ¿Te parece bien?
—No te preocupes, estaré bien por mi cuenta. Son solo cosas menores. Y ¿por qué estás siendo tan formal conmigo? Adelante. Debe ser algo importante, no la hagas esperar más —respondió Myra con una sonrisa genuina.
—¿Estás segura? ¿No será una molestia? —confirmó Nora.
—Solo ve —la ahuyentó Myra.
—Gracias, nos vemos mañana, dulces sueños —Nora se relajó, le lanzó un beso volado a Myra mientras se alejaba, desapareciendo rápidamente.
Ahora, Myra estaba completamente sola en la vasta sala de estar. Por un momento, se sentó allí observando el lugar.