(Narración del Autor)
—Una niña maldita ~ De mal augurio ~ Una desgracia —la anciana llamada Elizabeth Cooper seguía murmurando a pesar de que Tucker la sujetaba.
La enfermera entró frenéticamente a la oficina de Tucker y jadeó mientras decía:
—Tan pronto... *jadeo* como estaba... *jadeo* tratando de... darle su medicina... *jadeo*, se escapó.
—Dame la inyección —dijo Tucker en tono de reproche mientras sostenía a su esposa. Estaba reprimiendo tanto su ira como su impotencia.
La enfermera le dio la inyección, sus manos temblaban, las cuales Tucker agarró bruscamente e inyectó a su esposa.
Lenta pero gradualmente, las palabras ofensivas de Elizabeth disminuyeron mientras inhalaba y exhalaba pesadamente. Pronto, el medicamento hizo efecto y perdió el conocimiento.