—Daniel, ¡no te dejaré morir! ¡Por favor, ven conmigo! —gritó Camille mientras suplicaba mientras lo abrazaba con fuerza.
Daniel estaba furioso. La repentina aparición de Camille hizo que su sangre hirviera.
Entonces notó algo extraño; sus guardaespaldas estaban todos tirados en el suelo, y su cuerpo comenzaba a sentirse débil.
—Chantie, ¿ves esto? —La voz de Joseph se deslizó por el aire como una serpiente—. Diste todo por Daniel. Pero cuando lo necesitabas, cualquier mujer podía impedirle que te salvara.
La piel de Chantelle se erizó. Apretó los dientes y dijo:
—Si quieres matarme, solo hazlo. Deja de hablar tonterías.
—Sigues siendo tan impaciente... —se burló Joseph.
Antes de que pudiera terminar, un fuerte ruido vino del otro lado del camino de cristal. Daniel y Camille parecían estar discutiendo.
Momentos después, Daniel apareció en el camino de cristal, caminando lentamente hacia Chantelle.
La sonrisa de Joseph se desvaneció.