Tan Buenos Como Suyos

—No —respondió Alicia, levantando la cabeza del pecho de René y tomando su mano entre las suyas—. Puede que no esté de acuerdo con ellos todo el tiempo, pero esos tipos darían su vida por ti. Lo sabes.

René asintió con la cabeza, sintiendo que el peso en su pecho se aliviaba mientras guiaba a Alicia hacia la armería. Una parte de él estaba preocupada de que quizás su lealtad hubiera cambiado un poco después de la llegada de la chica, pero si Alicia no había visto eso como parte del futuro, al menos sabía que aún podía confiar en ellos.

—Esas personas que te traicionarán no valen tu tiempo ni el esfuerzo que tomaría matarlas. Simplemente déjalas estar y deja que la naturaleza siga su curso —aconsejó, abriendo la enorme puerta frente a ellos.