No Me Conoces

Mathis, Tanque y yo subimos las escaleras, dejando al resto de los humanos limpiar el desastre. Entre los zombis y los payasos asesinos, me sorprendió que tanta gente hubiera logrado salir con vida.

En serio, esto solo demuestra lo buenos que eran.

—Ve a sentarte en el sofá —murmuró Mathis mientras me acariciaba la cabeza—. Encontraré algo para darte de comer.

No sabía cómo sentirme acerca de que me tocara la cabeza como si fuera algo precioso después de todo lo que acababa de pasar, pero no iba a decir nada en voz alta. Que me acariciaran era mucho mejor que recibir golpes.

Y técnicamente... ÉL... no fue quien me arrojó hacia los payasos espeluznantes.

—¿Necesitas algo? —pregunté, ladeando la cabeza mientras Tanque apartaba la mano de Mathis—. Debería tener algunos suministros.