—Esto no nos está llevando a ninguna parte —suspiró, mirando a Luca—. No estamos creciendo aquí en esta habitación. Necesitamos salir y probar nuestros poderes contra otras personas.
Luca miró alrededor de la habitación a los otros hombres, esperando sus opiniones.
—No está equivocado —se encogió de hombros Ronan desde donde estaba acostado en su cama. Sobre su cabeza había una nube negra de humo que se entretejía como un dragón. Ninguno de ellos necesitaba tocar la cosa para saber que era peligrosa, pero tampoco sabían exactamente qué podía hacer.
—Entonces, ¿qué hacemos? —preguntó Max desde donde estaba parado junto a la ventana. La nieve había terminado hace unos días y todo ya se había derretido—. ¿Vamos a salir y pelear contra los zombis?
—Tsk —se burló Ronan, con una ligera sonrisa en su rostro—. Sabes, eso no está bien. No podemos discriminar tanto a los zombis. No es su culpa que sean feos de ver. Digo que cualquiera que se cruce en nuestro camino es objetivo válido.