—Humanos estúpidos —suspiró Avaricia sonrió, pero sus ojos permanecieron vacíos mientras negaba con la cabeza.
—Mon frère —ronroneó Lujuria mientras salía de detrás de Ira—. Acabas de cometer el peor error de tu vida.
No le tomó ni cinco minutos a Lujuria haber destruido completamente al ejército humano frente a él. Ni siquiera necesitó la ayuda de sus hermanos. Un poco de niebla tóxica, y todos menos el hombre en el medio cayeron al suelo, gritando y llorando de dolor.
—Esto se está volviendo viejo —suspiró Avaricia, haciendo eco a la declaración anterior de su saco de carne—. ¿Por qué no pueden simplemente dejarnos en paz? El mundo casi ha terminado de arder. Siempre podríamos haber vuelto a jugar con ustedes más tarde... pero no. Insistieron en que matáramos a todos hoy. ¿Te das cuenta de que la muerte de tus amigos está toda en tus manos, verdad?