En el momento en que sostuve la caja negra frente a mi rostro para estudiarla, emitió un sonido bajo, similar a una bocina de niebla. Sobresaltada, le arrojé la caja a Désiré incluso cuando el sonido que estaba haciendo comenzó a hacerse más y más agudo hasta que ya no pude oírlo.
—Apaga esa mierda —gruñó Luca, entrecerrando los ojos hacia Désiré. Désiré, por otro lado, simplemente abrió sus ojos de par en par y comenzó a protestar.
—No fui yo —gruñó, arrojándome la caja de vuelta—. Hattie fue quien la recogió primero.
Mirando alrededor, traté de encontrar un interruptor o algo que la apagara. Sin embargo, no importaba cuántas veces pasara mis manos por los lados del cubo, no pude encontrar nada.
A estas alturas, mis oídos zumbaban, tenía un dolor de cabeza masivo, y podría jurar que estaba viendo el sonido.
—Eso no es normal —gruñó Ronan, cubriéndose los oídos mientras miraba fijamente la caja.