—Ambos —respondió René, su rostro una máscara en blanco—. Estoy de acuerdo con sus dos puntos, así que Eva y su equipo irán por la comida, y tú y tus hombres irán por las armas.
Hubo un coro de gruñidos en la sala mientras todos aceptaban el plan. Eva pareció preocupada por un momento antes de que un muro cubriera sus emociones, dejando su rostro en blanco.
—¿Elegimos nuestros propios equipos? —preguntó, dirigiendo su atención a René.
—No me importa lo que hagan —se encogió de hombros el líder de la base naval—. Pero sea cual sea su plan, deben estar preparados para partir en el momento que salga el sol. No podemos arriesgarnos a encontrarnos con un zombi, sin importar de qué tipo. En el momento que sale el sol, vuelven a esconderse.
Una vez más, hubo un coro de gruñidos mientras las sillas raspaban contra el suelo.
—Entonces supongo que lo único que queda por hacer es dormir un par de horas —asintió Adam mientras miraba a su esposa—. Nos vemos a las 0500.