Una de Esas

Podía sentir los ojos de Perro Loco y Gideon sobre mí mientras se daban cuenta de que tenía dos sanadores en mi pequeña familia.

Y eso era lo que los chicos eran, me di cuenta por primera vez... mi familia.

Yo... Hagatha Lucinda LaRue... tenía una familia.

—No —respondí, todavía asimilando el hecho de que había formado mi propia familia—. No comparto. No los tendrán.

—Bueno, Princesa —murmuró Perro Loco, su voz un suave ronroneo como si pensara que eso sería suficiente para convencerme de ponerme de su lado—. Si esos son tus términos, entonces solo hay dos caminos para ti de ahora en adelante —continuó como si fuera un rey en su trono—. El primero es que te unas a los Carroñeros para que puedas estar con los dos Sanadores, o puedo matarte ahora y simplemente llevármelos. Así, ya no tendrás que preocuparte por compartir.