Me Puedes Llamar Lucifer

El tiempo se reanudó cuando Perro Loco cayó de rodillas, sangrando por los ojos, oídos y nariz mientras se agarraba la cabeza con dolor.

—¿Qué... —comenzó Gideon mientras los Carroñeros miraban a su líder y retrocedían—. ¿Qué le hiciste? —Incluso el capitán de la Guardia Negra se había puesto pálido mientras me miraba con miedo.

—No mucho —me encogí de hombros, sacándome la piruleta de la boca y pateando a Perro Loco en el estómago—. Solo jugué un poco con su mente. Estoy segura de que estará bien en unos minutos. Dale algo de tiempo.

—Está sangrando por todas partes —gritó uno de los Carroñeros mientras los demás buscaban la salida más cercana—. ¿Cómo va a estar bien?