Débil

—Huh —gruñó Désiré mientras observaba a Tanque atravesando la multitud en su forma de Sabueso del Infierno—. No se ve eso todos los días.

Salvatore asintió con un gruñido propio mientras los dos seguían el progreso de Tanque. Había un hombre humano corriendo no muy lejos detrás de él. Pero a diferencia del resto de los humanos, no parecía estar tratando de alejarse del sabueso enfurecido, sino que parecía estar acercándose a él.

—¿Quieres saber un problema? —reflexionó Désiré mientras mantenía un ojo en la médico frente a él.

Salvatore se burló como si fuera evidente exactamente cuál era el problema, y Désiré asintió.

—Sí. Ese es mi problema también.

—¡Muevan sus traseros aquí y ayuden a esta gente! —gritó la médico que aún no se había presentado. Los ojos de Désiré se estrecharon hacia la mujer, pero ni él ni Salvatore se movieron ni un centímetro.