El hombre simplemente gimió de dolor mientras la niebla negra continuaba rodeando su cuerpo.
—No —murmuró, su rostro volviéndose blanco justo antes de que fuera cubierto por la oscuridad—. ¡¡No!!
Mirando hacia abajo a la masa negra a mis pies, no pude evitar inclinar la cabeza hacia un lado mientras la estudiaba. Lo que comenzó como una mezcla de aire y agua pronto se volvió duro, envolviéndose como una cuerda alrededor del hombre.
—¿Sabes lo que está pasando? —preguntó Luca, viniendo a mi lado y rodeando mi cintura con un brazo.
—Ni idea —me encogí de hombros—. Ellos piden el deseo, yo lo concedo, pero cuando se trata de los detalles más finos, no presto demasiada atención. La última vez que esto sucedió, Campanilla consiguió una estatua para su foso.
—Parece casi un capullo —murmuró Tanque mientras volvía a su forma. Por alguna razón decepcionante, parecía haber encontrado un par de pantalones de combate negros y botas, y ahora caminaba medio vestido.