Capítulo 66: Kaelen – Mercaderes de Sombras

El breve respiro en el apartamento abandonado le había servido a Kaelen para ordenar sus pensamientos y recuperar un mínimo de compostura. Neo-Veridia era un monstruo diferente a Kratos. Más densa, más ruidosa, con capas de tecnología y sociedad superpuestas como sedimentos tóxicos. Aquí, la amenaza no era solo la violencia cruda de las pandillas o la decadencia industrial, sino también la vigilancia corporativa, las redes de información clandestinas y la presencia invisible pero omnipresente de facciones poderosas como Grado Cero.

Necesitaba moverse con inteligencia. Sus 10 PS eran una miseria en este entorno. No podía permitirse errores ni enfrentamientos directos. Su prioridad inmediata era la información. Necesitaba saber más sobre el símbolo que había encontrado, necesitaba cualquier pista sobre las operaciones de Grado Cero en la ciudad, y necesitaba localizar a posibles aliados o, al menos, a alguien que pudiera proporcionarle recursos o trabajo a cambio de PS.

Decidió que su primer paso sería buscar un "nicho de datos", como había pensado antes. Un lugar donde pudiera acceder a la red pública de forma relativamente anónima y buscar información básica o intentar contactar a Jax de forma indirecta y segura (si es que eso era posible). También podría buscar listados de componentes electrónicos para intentar construir el Modificador de Señal; tener una forma de interferir con rastreadores podría ser vital.

Desbloqueó la puerta improvisada y salió de nuevo al pasillo oscuro del edificio residencial. Descendió las escaleras con cautela, aguzando el oído. El edificio parecía mayormente vacío o habitado por gente que prefería no ser vista ni oída. Volvió a salir al callejón lateral, que ahora estaba un poco menos concurrido que antes, aunque la lluvia ácida seguía cayendo con una persistencia gris.

Se mezcló de nuevo con el flujo de gente, dirigiéndose hacia las calles más activas donde era más probable encontrar un nicho de datos. Mantuvo la cabeza baja, pero sus ojos (y su Percepción P7) escaneaban constantemente los alrededores, buscando señales de los vigilantes que había visto antes o cualquier otra cosa fuera de lugar. El aire olía a fideos quemados, a metal mojado y a desesperación.

Después de caminar durante unos veinte minutos, zigzagueando por callejones y calles secundarias atestadas, encontró lo que buscaba: un letrero de neón parpadeante y medio roto que anunciaba "CONEXIÓN RÁPIDA - NICHOS PRIVADOS 24/7". El lugar era una fachada mugrienta encajada entre una casa de empeños con barrotes en las ventanas y un puesto de comida que vendía brochetas de carne de aspecto sospechoso. La entrada era una puerta metálica cubierta de grafitis.

Dudó un momento. Estos lugares eran conocidos por ser poco fiables, a menudo vigilados por pandillas locales o utilizados por las fuerzas de seguridad para monitorear actividades sospechosas. Pero eran baratos y no hacían preguntas. Era un riesgo calculado.

Entró. El interior era oscuro, iluminado solo por el resplandor azulado de las pantallas y el humo denso de algún tipo de incienso barato que intentaba (sin éxito) ocultar el olor a sudor rancio y a electrónica sobrecalentada. Un tipo corpulento y lleno de tatuajes faciales estaba sentado detrás de un mostrador improvisado hecho de cajas de plástico, mirando fijamente una pantalla pequeña. No levantó la vista cuando Kaelen entró.

"Un nicho. Una hora", dijo Kaelen, su voz baja y ronca.

El tipo gruñó algo ininteligible y señaló una máquina dispensadora de fichas en la pared. Kaelen insertó unos pocos créditos de bajo valor que llevaba ocultos (una pequeña reserva que siempre mantenía para emergencias) y la máquina escupió una ficha de plástico delgada.

"Cabina 7", masculló el tipo del mostrador, sin apartar la vista de su pantalla.

Kaelen encontró la Cabina 7 al fondo de una fila de cubículos estrechos y mal ventilados. La puerta corredera apenas cerraba. Dentro, había un asiento desgastado, una pantalla vieja y parpadeante, un teclado pegajoso y una interfaz de conexión neural básica (probablemente no segura). El aire era sofocante.

Se sentó y conectó la ficha. La pantalla cobró vida, ofreciendo acceso limitado a la red pública de Neo-Veridia y a algunos foros clandestinos de bajo nivel. Sabía que cualquier cosa que hiciera aquí podría ser monitoreada, así que tenía que ser rápido y cuidadoso.

Primero, intentó una búsqueda de imágenes inversa del símbolo que había grabado en el comunicador roto (el círculo con las tres ondas). Subió un boceto rápido que dibujó en la interfaz táctil de la pantalla. Los resultados fueron un batiburrillo inútil: logos corporativos abstractos, patrones de diseño de moda baratos, símbolos de cultos marginales. Nada que pareciera remotamente relevante o conectado a Grado Cero o Sphaera Cognita. Era demasiado genérico o demasiado oscuro.

Luego, intentó buscar información sobre la puerta "Nivel Kilo" y Sphaera Cognita. Las búsquedas públicas sobre Sphaera Cognita arrojaban solo la información oficial desclasificada que Elara también había encontrado: una organización científica desaparecida, rumores sobre experimentos fallidos, nada concreto. No había ninguna mención pública de instalaciones "Kilo".

Frustrado, se dirigió a los foros clandestinos. Eran un caos de mensajes encriptados, jerga callejera y paranoia. Buscó menciones de Grado Cero, pero solo encontró rumores vagos y contradictorios, historias de fantasmas sobre "trajes limpios" que hacían desaparecer a la gente, a menudo descartados como leyendas urbanas por los usuarios más cínicos.

Finalmente, intentó buscar a Jax. No sabía su nombre completo ni su alias actual en la red. Solo tenía una descripción física vaga y la conexión con Elara. Buscó menciones de "contactos de información", "hackers independientes" o "especialistas en SegRed" en el Sector Gamma y alrededores. Aparecieron algunos nombres en clave y puntos de contacto encriptados, pero no tenía forma de saber si alguno era Jax, ni cómo verificar su identidad de forma segura sin exponerse. Contactar a la persona equivocada podría ser fatal. Poner un mensaje buscando a Jax abiertamente era impensable; atraería la atención equivocada de inmediato.

Se dio cuenta de que necesitaba ayuda más especializada. Necesitaba un infobroker. Alguien con acceso a redes más profundas, alguien que pudiera reconocer el símbolo o rastrear rumores sobre Grado Cero o incluso sobre personas desaparecidas como Lena.

Buscó listados de infobrokers que operaran en los niveles inferiores. Encontró varios nombres y reputaciones, la mayoría con advertencias sobre su falta de fiabilidad o sus precios exorbitantes. Uno, sin embargo, llamó su atención: un tal "Oráculo", conocido por operar desde un antiguo templo de datos reconvertido en el distrito del Laberinto Nocturno, no muy lejos de donde estaba. La reputación de Oráculo era mixta: se decía que era excéntrico y paranoico, pero que a veces tenía acceso a información genuinamente oscura y valiosa, aunque sus métodos y precios eran impredecibles.

Era una pista. Débil, arriesgada, pero una pista.

Antes de que se le acabara el tiempo en el nicho, hizo una última búsqueda: componentes electrónicos. Buscó los elementos necesarios para construir el Modificador de Señal según el esquema del Sistema. Encontró varios vendedores de chatarra electrónica en los mercados cercanos que podrían tener lo que necesitaba, aunque la calidad sería cuestionable. Anotó las ubicaciones.

Su hora estaba casi terminada. Desconectó la ficha, limpió cualquier rastro obvio de su actividad en la terminal (aunque sabía que probablemente era inútil contra una vigilancia seria) y salió del nicho de datos, volviendo al caos humeante del callejón.

Tenía un posible objetivo (Oráculo, el infobroker) y una tarea secundaria (reunir componentes). Ambos requerían moverse por el Sector Gamma, un lugar donde cada sombra podía ocultar un enemigo y cada transacción podía terminar en traición. Con solo 10 PS, tendría que elegir sus pasos con extremo cuidado. Decidió que buscar los componentes sería lo primero; construir el Modificador de Señal podría darle una pequeña ventaja táctica antes de intentar contactar con alguien tan potencialmente peligroso como Oráculo.

Se ajustó la capucha raída para protegerse de la lluvia ácida y se adentró de nuevo en la multitud, dirigiéndose hacia la zona de los mercados de chatarra electrónica, un paso más en su incierto camino a través de la jungla de neón.