—¿Sabes que soy la prometida de Bai Qinghao y que él siempre me ha tratado bien? ¿Por qué nunca me pediste que acudiera a Bai Qinghao para pedir ayuda? —Esto era lo que Fang Xinxin quería saber.
—Tú también deberías saberlo. Mientras Bai Qinghao te apoye, todo estará bien.
—Hermana tonta —Fang Shaohua la miró con cariño. Solo cuando la veía a ella sus ojos parecían brillar—. Xinxin, tú eres lo más preciado para mí, Fang Shaohua... mi hermana. Eres incluso más importante para mí que mi propia vida. ¿Cómo podría pedirte que le ruegues a otro hombre que resuelva mis problemas? Preferiría morir antes que hacer que le supliques a alguien por mí. Además, esto es solo cuestión de unos años en prisión.
Intencionalmente restó importancia a la situación.
Sin embargo, el corazón de Fang Xinxin le dolía profundamente por él.
Había sido condenado injustamente a doce años de prisión.
Nadie podía entender lo difícil que debía ser esto para él.