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¡Quién sabía que la desgracia caería sobre quién!
En el tercer piso, dentro de la habitación de Fang Lilan, Fang Manxue se arrojó sobre la cama. Golpeó con furia contra el colchón Simmons, creando fuertes ruidos sordos. —¡Mamá, mamá! ¡Estoy tan enojada! ¡Mira a esa vulgar ramera! ¡Mira qué arrogante es!
Fang Lilan la ayudó a levantarse de la cama con cariño. Mientras observaba los hermosos y jóvenes rasgos de Fang Manxue, su expresión era indulgente. —Mi Manxue es una noble princesa. Fang Xinxin, esa gorda ramera, no es más que un sapo feo. No podrá seguir siendo arrogante por mucho tiempo.
—Mamá, tengo que contarte algo. ¡Últimamente he estado siguiendo a Fang Xinxin y he descubierto un gran secreto! —susurró Fang Manxue al oído de su madre con expresión confiada.