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Lou Yuna pensó en esto y sintió que Fang Manxue tenía razón. En el centro de la ciudad, mucha gente se refería a Bai Qinghao como el «segador». La mayoría de las personas que lo ofendían desaparecían completamente de la noche a la mañana. La familia Weng tuvo mucha más suerte. Al menos, seguían con vida.

Al ver que Fang Manxue no quería hablar más del tema, Lou Yuna no insistió.

Los ayudantes de la familia Fang ya habían preparado el desayuno.

—¿Seguro que no has comido, verdad? ¿Por qué no te unes a nosotros? —Fang Manxue la invitó.

Lou Yuna observó los platos de churros y pollo frito. Incluso el arroz estaba frito. Su expresión era confusa.

—¿Por qué tu familia está comiendo algo tan grasoso tan temprano en la mañana?

Fang Manxue vaciló. Se había olvidado de ocultar esto.

No podía admitir que estas eran las únicas cosas que se le permitía comer durante los próximos tres meses, ¿verdad?