El secuestrador no podía soportar la vista de nuestro profundo afecto, e interrumpió viciosamente nuestra conversación, presionando un arma contra mi cabeza.
Su demanda era simple: querían que Gu Zhiyan cediera todas sus acciones al segundo tío del Grupo Gu.
Siempre que Gu Zhiyan firmara, el Grupo Gu caería en manos del segundo tío.
Con esta demanda, era obvio para cualquiera con sentido común quién había orquestado este secuestro.
—¡Ustedes hermanos son tan cautelosos, colocando tantas mujeres a su alrededor, y aun así permanecen inmóviles, obsesionados con estas dos mujeres muertas!
—¡Gu Zhiyan, te aconsejo que firmes rápido, o mataré a esta mujer!
Comprendí la situación, las lágrimas cayendo incontrolablemente mientras sacudía desesperadamente la cabeza hacia Gu Zhiyan.
Gu Zhiyan miró profundamente, sus ojos brillando con determinación.
—¡Tráelo aquí! ¡Firmaré!
El secuestrador inmediatamente se rio a carcajadas, burlándose: