Kyle estaba cara a cara con el juez que movía los hilos, sosteniendo un maletín. Kyle llevaba gafas, que se había puesto antes de entrar en la oficina —extraño, considerando que no las necesitaba en primer lugar.
Se sorprendió de haber conseguido una audiencia, considerando que esta era una figura importante —o al menos, eso es lo que le habían dicho. Kyle tuvo que pagar una cantidad sustancial para asegurar la reunión y demostrar un atisbo de su riqueza financiera. En total, había gastado $1,000,000 para mostrar que era una persona seria. El juez sabía que Kyle era un gran gastador y accedió a reunirse con él lo antes posible.
Había sido discreto. El pago no podía rastrearse hasta él, ni podía recuperarse si se descubría que era culpable. Travis era un hombre preparado para este tipo de situaciones, pero Kyle estaba a punto de explotar su disposición a doblar la ley a su favor.
—Hola, Juez Travis. Debo decir que es usted un hombre muy ocupado —comenzó Kyle la conversación.