Detrás de esa puerta.

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Kyle estaba a solas con Tasha, pero no era algo que necesitara en este momento. Mantenía sus manos ocultas en todo momento, consciente de lo que podría suceder si Tasha las veía. Le daría una excusa para quedarse más tiempo del debido, y él había planeado despedirla amablemente o pedir por Aiysha.

Tasha se acercó al saco de boxeo y lo examinó cuidadosamente. Kyle no estaba seguro si todavía había sangre en él, pero sintió una tensión incómoda en el aire. —¿Estás boxeando sin protección? —preguntó ella, pasando sus dedos por el saco. Kyle notó que sus dedos entraron en contacto con sangre, y su incomodidad creció.

—Debes tener muchas ganas de sacar esos demonios —comentó Tasha, con una mirada conocedora en sus ojos. Kyle fingió no tener idea de lo que estaba hablando, tratando de restarle importancia a la situación.