Cassandra despertó de su sueño. Se había desmayado y dormido más de lo habitual debido a lo que Kyle había hecho por ella.
—¿Kyle…? —Cassandra llamó, pero él no estaba por ninguna parte.
Se levantó de la cama y notó que su ropa no estaba por ningún lado.
Cassandra suspiró y se dio cuenta de que debía haberse marchado. Era un hombre ocupado, y su tiempo era valioso.
Pero no podía creer lo que él había hecho con su cuerpo.
¿Por qué el sexo con él era tan intenso? No solo le daba un placer que anhelaba, sino que la hacía sentir como si fuera una con el universo cuando él estaba dentro de ella, lo que hacía con su cuerpo, ella era su instrumento de placer.
Cada vez que tenían sexo, Kyle le mostraba que había un nivel superior para esto.
Caminó hacia su bebé y ya temía pagar el dinero extra por la niñera que se quedó más tiempo del que cubrían sus horas.
Sin embargo, divisó una figura sombría que claramente no se parecía a su niñera, mucho más pequeña.