¡911!

Priscilla tenía sus sospechas sobre Kyle y no sabía de dónde había salido, pero estaba segura de que tenía un motivo oculto para esforzarse tanto en ganarse su confianza.

Esto no era normal, pero su compañero Oliver pensaba lo contrario.

Kyle estaba mostrando su gratitud hacia la fuerza policial, no era la primera vez que recibirían tal gesto.

Priscilla ya sabía que Oliver veía las cosas de manera muy diferente a ella, pero también servía como su ancla.

—Piensas demasiado —le dijo Oliver a Priscilla.

—No creo que sea el caso, pero hay algo extraño en él —dijo Priscilla.

Estaba sentada justo frente a él y, como de costumbre, Oliver estaba llenándose la boca de comida.

—¿Quizás te gusta? —Oliver intentó provocarla, pero ella no le dio ninguna reacción.

—Oliver, ¿no eres demasiado mayor para esas bromas? —respondió Priscilla sin que su expresión facial cambiara ni por un segundo.

—Eres tan rígida —respondió Oliver antes de darle un mordisco a su dona.