Kyle le pidió a Calista que se cortara la muñeca y algo le dijo que no estaba bromeando. No había nada detrás de sus ojos y al instante se arrepintió de haberlo propuesto en primer lugar.
Pero no iba a echarse atrás, Calista bajó el cuchillo hacia su muñeca y lo presionó lo suficientemente fuerte para sacar sangre esperando que Kyle la detuviera.
Sin embargo, Kyle no lo hizo y era casi como si estuviera en trance y Calista decidió que tenía que mantenerse firme o Kyle no la tomaría en serio.
—¿Qué estás esperando? —preguntó Kyle, pero esto fue lo que hirió el ego de Calista, la forma en que la miraba como si fuera una especie de cucaracha.
En el calor del momento, lo hundió lo suficientemente profundo como para cortar una cantidad considerable de carne, pero eso no fue todo.
Intentó arrastrarlo verticalmente para abrir su carne y hacer casi imposible que Kyle detuviera el sangrado si ella continuaba.
Por supuesto, Calista no pensó tan adelante y fue superada por la adrenalina.