Capítulo 309

Mirando al monstruo que luchaba por defenderse contra Gale, apareció un rastro de duda en el rostro de Miguel.

Contra el grifo no-muerto, el monstruo parecía... débil.

Incluso había recurrido a sacrificar a sus esbirros voladores —criaturas que apenas lograban algo— solo para absorber la embestida de Gale.

—Parece que Gale solo es suficiente para derrotarlo... dado el tiempo suficiente —murmuró Miguel, entrecerrando los ojos.

Pero entonces un nuevo pensamiento lo golpeó, haciendo que su corazón se acelerara.

¿Qué pasaría con los monstruos controlados si su maestro muriera?

No tenían conciencia propia, solo eran marionetas atadas a la voluntad de esa cosa.

Pero si esa voluntad desaparecía —si no quedaba nada para controlarlos— ¿no se convertirían en cáscaras sin mente e inmóviles?

¿No se convertirían en blancos fáciles para que yo los cosechara?

La lógica era sólida. Al menos, así parecía.

Aun así, la duda persistía.