Capítulo 316

El efecto fue instantáneo.

La indignación estalló como un incendio por toda la arena.

—¡¿Qué?!

—¿¡Diez!? ¿¡Todos a la vez!?

—¡Eso es una locura!

La respuesta del hombre fue inmediata. Levantó una sola mano y liberó un sutil pulso de maná.

Silencio.

El alboroto murió abruptamente cuando la presión en el aire se disparó. Las conversaciones se cortaron a media frase. No era un aura agresiva, pero presionaba lo suficiente para calmar a la multitud.

Miguel ni siquiera se inmutó. Para él, era como una brisa.

Los ojos del hombre se estrecharon, su voz ahora más afilada. —¿Pensaban que esto era un juego? ¿Un concurso de feria? Están aquí buscando recompensas del Duque de la Luna Eterna. No esperen que vengan baratas.

Dejó que el silencio persistiera antes de continuar. —Si temen a la muerte, todavía tienen tres minutos para irse. Sin vergüenza. Pero una vez que comience la prueba, esa puerta se cierra.