Atendiendo a los Cautivos

—El hecho de que ya puedas hacer bromas es una buena señal. ¿Cómo están? —se burla ella, algunas de sus preocupaciones visiblemente abandonando su cuerpo.

—Mal —suspiro—. Cuatro en las últimas etapas del embarazo, no me sorprendería si al menos ocho de ellas están embarazadas. Dos totalmente lisiadas y tres básicamente mentalmente ausentes, el resto apenas puede caminar.

Ella se estremece ante mi informe y aprieta sus manos en puños.

—No hay nada que pudiéramos haber hecho mejor. Por ahora concentrémonos en el presente. Yo les haré compañía mientras te pido que lleves los objetos de valor que elijamos al lugar oculto donde escondí las cosas del comerciante antes. No sé cómo son los nobles en Aldoria, pero puedo ver una situación donde reclamen la propiedad de esta guarida y su contenido, así que mejor prevenir que lamentar. Asegúrate de dejar las cajas con poco valor para que sea creíble que no nos llevamos nada —decido hablar para calmar sus nervios.