Las mejillas de Ayame comienzan a enrojecerse debido al abrumador interés que la raza de perros muestra en que la acaricien, así que la libero de su miseria. Bueno, en cierta manera. —A Ayame le gusta especialmente cuando hago esto mientras la abrazo fuertemente. Mira —digo con una sonrisa traviesa antes de abrazar a la chica que protesta silenciosamente (basado en sus ojos furiosos) cerca de mi cuerpo con mi mano izquierda, mientras que no cedo en mi asalto a su cabeza con la otra.
A pesar de sus protestas iniciales, Ayame rápidamente se derrite en mi abrazo. —¡Ohhh! ¡Eso realmente se ve extrañamente cómodo! ¡Como el Maestro Quinlan es mucho más alto, parece un padre protegiendo a su cachorro adolescente o un macho protegiendo a su compañera débil! —grita Blossom enérgicamente y luego comienza a saltar alrededor de nosotros para observar una vez más el extraño fenómeno desde todos los ángulos posibles mientras mueve su cola aún más rápido que antes.