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—Punto de vista: Quinlan
Los tres salimos de la casa de la pareja de comerciantes de esclavos. Con Blossom habiendo recuperado su clase, nos sentimos mucho más seguros escabulléndonos sin ser atrapados. Antes de que un guardia pudiera siquiera entrar en nuestro campo de visión, ya nos estábamos escondiendo mientras ella los detectaba a todos por el olor desde una buena distancia.
Técnicamente, no tenemos que escondernos, pero es mejor que nadie nos vea cerca de la casa donde yacen muchos muertos en un charco de su sangre secándose.
La noche ya no es joven ya que nos tomamos nuestro tiempo sin prisa. Mis experimentos y la sesión de tortura de Ayame duraron más de lo planeado, pero hasta ahora no hemos sufrido ninguna repercusión por ello.