Empujón Final

Ayame se ríe alegremente al escuchar mi declaración.

—Jejeje... Lo hice todo eso, ¿verdad? —el orgullo desborda tanto de mi adorable compañera que ni siquiera se molesta en defenderse después de ser señalada, e incluso termina estando de acuerdo conmigo.

Tal vez también tiene un lado despistado.

Continúo mi torrente verbal:

—Además dices que te estoy arrojando en medio de una manada de lobos, pero ¿no acabamos de establecer hace un segundo que tú misma, por tu propia voluntad, saltaste en medio de ellos?

Ella no responde y se niega a encontrarse con mi mirada.

*Suspiro*