Aprecio el esfuerzo

Hay un pesado silencio que sigue, y puedo sentir el cambio en la atmósfera ya amenazante a su alrededor hacia una de puro peligro. La forma en que su postura se tensa, la sutil tensión en sus hombros - todo en su lenguaje corporal grita que está furiosa. Su respiración se vuelve más pesada, y casi puedo oír la irritación apenas contenida en cada respiración que toma.

—¿Oh, aprecias el esfuerzo, verdad? —repite entre dientes.

Una sonrisa malvada se extiende por mi rostro, saboreando la satisfacción de saber exactamente cuánto la estoy molestando.

—Absolutamente. Tu dedicación no pasa desapercibida para tu benevolente maestro. Serás recompensada generosamente en una fecha posterior.

Su respuesta es inmediata y está empapada de sarcasmo exasperado.